La búsqueda de 4 meses detrás del peludo perfecto finalmente tiene resultados (mismo con alguna confusión en la charla con el criadero respecto al sexo); y como dice el dicho, “el que mucho escoge con lo peor mejor se queda”. Fue nuestra mejor decisión tener una niña tan linda, pese que por algunas horas ¡fue la primera perrita transgénero!
Cuando llegó, mantuvimos en nombre de Boris, que era la idea original. ¿Seria Boris un nombre para una niña? Entonces al dia siguiente, le pusimos Bora, como el femenino de Boris, o cómo Bora Bora, la isla en la Polinesia Francesa. Entonces, en llamada por video con familiares, vino el regaño: “¿Bora? ¡Que nombre tan feo! Una princesa tan linda merece un nombre mucho más elegante”
Como veníamos en racha de llamarse como lugares de turismo (además de un amor por nombres franceses), fue allí donde decidimos llamarla Charlotte, como la ciudad en Carolina del Norte. La miramos, decimos Charlotte, y ahí hubo un click entre todos, incluyendo los familiares que no les había gustado Bora.

De ahí en adelante, es historia. Han ya pasado casi 2 años de amor, regaños, alegrías y ladridos; donde hemos tenido un tiempo de mucho aprendizaje y hemos decidido transportar el amor por nuestra perrita Chachi y traducirlo en un lugar como este, una tienda donde cada color, objeto, estampado y empaque fue soñado y visualizado durante muchas noches, para traerlo a ti y nombrarlo con lo que a Charlotte más de gusta hacer, LADRAR